viernes, 30 de diciembre de 2011

ACTIVIDAD 4: Caso práctico. (Parte 1)



  Lucía, tiene un elevado número de niños y niñas de dos años en su aula, por ello mismo, se establecen algunas normas de convivencia, una de ellas, es la de no llevar objetos o juguetes de casa a la escuela infantil.

  El caso que se presenta, es sobre Lorena, una niña de dos años perteneciente al aula de la que Lucía es tutora y, concretamente sobre que ésta, lleva todos los días un objeto o juguete al aula y, aunque Lucía ha hablado de este problema muchas veces con su yaya, que es la persona que lleva a la niña a la escuela infantil, por unos motivos u otros, siempre termina llevando un juguete a clase y esto hace que Lucía tenga que negociar todos los días para que no entre con él al aula.
    


Esta razón junto con que Lucía este día se lleva sus problemas personales al aula y que tiene ya una predisposición negativa hacia Lorena, hacen que “estalle” y pierda la compostura, no solo delante de la niña sino que también delante de toda el aula y, por tanto, haga un mal uso de sus habilidades sociales (grita, tira varios objetos y pega a la niña).





  Para dar las explicaciones pertinentes y plantear la existencia de un problema, Lucía concreta una tutoría con los padres de Lorena para poder solucionarlo y que, de esta forma, mejore la relación tanto con la niña en el aula como con la familia con ella y con el centro.

  En el caso de encontrarme en esta situación, lo primero que haría en dicha tutoría, sería explicar lo ocurrido, sin engañar ni tergiversar los hechos y, admitiendo en todo momento que no he actuado correctamente y, por ende, pidiendo disculpas por dicho comportamiento.

  El elemento principal para resolver este problema será pues, el diálogo con respeto, tolerancia, paciencia, escucha activa, sinceridad, humildad y, sobre todo, con empatía hacia la familia y la situación que está causando los problemas.

  En primer lugar, y como ya he mencionado, expondré el problema, es decir, qué es lo que ha ocurrido, tanto dentro del aula como lo que ocurre todos los días cuando llega la niña a la escuela infantil.

  A continuación, junto con la familia, determinaremos las causas del mismo, es decir, analizaremos lo siguiente: 
  • La “negligencia” por mi parte de llevar mis problemas personales al aula.
  • El incumplimiento de la norma de clase: “No llevar juguetes de casa a clase”.
  En este análisis, pediré disculpas y asumiré la responsabilidad por la “negligencia” que he cometido. Así como, dejaré claro que es un aspecto que debo mejorar y, que no se volverá a repetir otra vez, ya que he aprendido de este error.


  Una vez hayan aceptado mis disculpas, les explicaré la norma, es decir, el por qué no es bueno que los niños y niñas de la clase traigan juguetes de casa dando argumentos a los padres para que se den cuenta de la importancia de romper dicha norma y lo que implica, no sólo para la educadora sino también para las dinámicas y tareas del aula.

  Una vez bien definido el objetivo que queremos conseguir, es decir, que Lorena deje de traer juguetes de casa a clase, y que, tanto yo como los padres hayamos expuesto nuestros puntos de vista y razones, y se haya comprendido el punto de vista de la otra parte, intentaremos buscar posibles soluciones al problema.

  Para comenzar con esta parte, será importante que dejemos claro que la cooperación y colaboración de la familia con la escuela infantil es imprescindible y, por ello, habrá que respetar y cumplir los acuerdos a los que lleguemos con esta negociación.

  Seguiremos por analizar las causas de las rabietas de Lorena, ya que nos pueden dar indicativos importantes del porqué ocurren y de la motivación que tiene la niña para llevar juguetes a la escuela infantil, esta parte, la podemos ir averiguando mediante la utilización de preguntas por parte de la educadora hacia los padres de comportamientos, deseos, pensamientos que pueda tener la niña y que nosotras como educadoras desconocemos.

  Intentaremos, entre ambas partes, fijar algunas pautas para ir “quitando” la costumbre que ha cogido la niña de utilizar el “berrinche” como método para conseguir llevarse los objetos o conseguir sus metas y, de esta forma, nos comprometeremos todos a seguirlas para mejorar la situación. Será en este momento, en el que podremos entregar información a los padres sobre técnicas de actuación y de resolución de conflictos dependiendo de las averiguaciones que hemos hecho anteriormente.

  Finalmente, daremos por concluida esta tutoría y pasaremos a poner en práctica lo que hemos acordado con la familia para ver si se soluciona el problema. Al cabo de un tiempo, nos volveremos a reunir con ellos para hacer una puesta en común sobre los resultados obtenidos, tanto en casa como en la escuela infantil, y para ver si hay que cambiar algo o simplemente seguir como hasta ese momento, lo cual significará que el problema se ha solucionado de forma eficaz.

  En suma, todo este proceso deberá estar bien preparado y definido por parte de la tutora, Lucía, de esta forma, podrá hacer un buen uso tanto del tiempo como de las habilidades sociales y técnicas de resolución de problemas que son necesarias para solucionar este conflicto y, siempre, teniendo como meta el solucionar el problema de forma pacífica y con el uso del diálogo y la comprensión a lo largo de todo el proceso, porque como dice un proverbio chino: «Quien quiere hacer algo encuentra un medio; quien no quiere hacer nada encuentra una excusa».


lunes, 14 de noviembre de 2011

ACTIVIDAD 3: Programa de Habilidades Sociales. (Parte 2)

PROYECTO DE ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES


EXPLICACIÓN A LOS COMPAÑEROS:

    Buenos días a todos y todas.

    Os hemos reunido porque queremos presentaros un proyecto de entrenamiento en habilidades sociales para nuestra escuela infantil. Este programa estaría enfocado a trabajarse en las aulas de infantil de dos años de nuestro centro, aunque posteriormente, pueda utilizarse también para otras edades, tanto posteriores como anteriores a esta edad.

    Como ya sabéis todos,  V.E. Caballo define las habilidades sociales como “un conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos,  actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas  conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas”. Pero, también, como plantean Hargie y Saunders unos años antes de Caballo, las habilidades sociales son “un conjunto de conductas sociales dirigidas hacia un objetivo, interrelacionadas, que pueden aprenderse y que están bajo el control del individuo”.

    Como podéis ver en esta última definición nos dice que estas habilidades “pueden aprenderse”, entonces, por esto mismo, creemos importante que los niños y niñas de nuestra escuela infantil comiencen a trabajarlas desde pequeños.

    ¿Por qué creemos esto?

    Porque creemos que ayudarán a los niños y niñas a mejorar en diferentes aspectos como pueden ser:

  • A socializarse mejor, tanto con sus iguales como con los adultos, por ejemplo, utilizando las fórmulas de cortesía. 
  • A mejorar su asertividad para que así, puedan expresar sus sentimientos y deseos y que además, aprendan a compartir. 
  • Que aprendan a prevenir y manejar problemas, a un nivel básico y a medida que éstos surjan en el centro escolar, es decir, que puedan resolverlos sin utilizar la agresividad, pero tampoco enfrentarlos con una excesiva pasividad.
  • Por último, que aprendan a construir vínculos sociales. En este punto, trabajaremos principalmente la empatía y la tolerancia.

    Implícito a todos estos aspectos, encontramos importante también, enseñarles una forma de comunicación adecuada, ya que con ésta, podrán conseguir la efectividad deseada en todas las habilidades sociales que aprendan.

    La razón por la que creemos que es importante trabajar estas habilidades sociales desde pequeños es porque a estas edades, los niños y niñas todavía están desarrollando sus procesos de socialización y, por tanto, será más fácil aprenderlas de forma adecuada al contexto. En el caso de que algunos niños y niñas ya las tengan aprendidas, también les servirá para afianzarlas y mejorar en todos estos procesos.

    Además, estos aprendizajes influirán en la formación de su personalidad y en la forma en que verán e interactuarán con el mundo que les rodea.

    Finalmente, queremos remarcar la importancia de la implicación por parte de los padres. Es decir, que deberemos trabajar con ellos conjuntamente para que estas conductas se instauren de una forma precisa y adecuada a las situaciones para las que son necesarias. Y por ende, también será necesario que todos los componentes de la escuela infantil (educadores, profesores, etc), las pongan en práctica, tanto dentro como fuera de las aulas, porque así, servirán de refuerzo a todas aquellas conductas que se hayan instaurado y de iniciación para aquellas que todavía se están empezando a aprender.

    El principal motivo que nos ha llevado a plantearnos la realización de este programa ha sido, básicamente, la preocupación por la observación de un incremento de conductas que se pueden considerar socialmente inadecuadas, llegando a ser deficitarias en algunos casos. Y que, cada vez son más, los niños y niñas que presentan estas conductas.

    Las conductas que más hemos observado en nuestra escuela infantil han sido:

  • Mostrarse agresivos para conseguir algún objetivo. 
  • No aceptar las críticas o las normas a seguir, marcadas por los educadores. 
  • No utilizar fórmulas de cortesía, como pueden ser “gracias” o “por favor”. 
  • No pedir o hacer algo por vergüenza a que los demás niños se rían.

    Por tanto, creemos necesario afrontar estas conductas mediante la enseñanza de habilidades sociales.

    Por ejemplo:

  • Luisa, quiere una pieza de construcción de color rojo, pero la está utilizando Noelia. Para conseguirla, Luisa “agrede” a Noelia. ¿Cómo deberíamos actuar frente a esta situación como educadores? 
  • ¿Cómo deberemos instaurar la conducta de “dar gracias” en un niño que nunca las da y que cree que es innecesario? 
  • ¿Cómo podemos conseguir que un niño tímido pida o haga algo sin miedo a que los demás niños y niñas se rían de él?

    Todas estas cuestiones, y algunas más que irán surgiendo, son a las que queremos dar una respuesta eficaz a través de nuestro programa. Por medio del trabajo diario dentro del aula, bien sea con actividades programadas (pinchando aquí y aquí puedes encontrar algunas que utilizar o para adaptarlas a la edad deseada), o bien por medio de actuaciones sobre la propia conducta en las situaciones que lo requieran.

    Como ya hemos comentado al principio queremos empezar instaurando este programa sólo al aula de infantil de dos años, cuando tengamos resultados observables de que ha surtido efecto, pretendemos ampliarlo a las demás aulas de infantil de nuestra escuela.

    En primer lugar, os explicaremos, brevemente, algunas técnicas que pensamos que es conveniente que utilicemos, éstas son:

  • El modelamiento: donde seremos los propios educadores los que deberemos mostrar esas conductas que los niños y niñas deberán observar y, posteriormente, acabarán imitando, es decir, tendremos que tener una función facilitadora de conductas. 
  • Los refuerzos tanto positivos como negativos: intentaremos que todos ellos o la mayor parte, sean sociales y que aquellos que sean materiales consten, por ejemplo, de que en ese mismo día, el niño o la niña, se encargará de repartir los materiales a los compañeros. 
  • El moldeamiento: siempre tendremos que explicarles las razones de nuestras actuaciones con ellos y además, les pediremos que nos expliquen sus conductas, todo ello, cuando sea conveniente. 
  • Tareas para casa: en este punto, necesitaremos la colaboración de los padres para que los niños y niñas, sigan aplicando las conductas que van aprendiendo, fuera del contexto escolar.

    Las habilidades en las que trabajaremos serán:

  • Presentarse adecuadamente. 
  • Saludar y despedirse. 
  • Escuchar a los demás compañeros y a los educadores. 
  • Aprender a pedir favores (con las fórmulas de cortesía). 
  • Aprender a disculparse. 
  • La relajación. 
  • Controlar las emociones cuando hay un conflicto. 
  • Expresar nuestras emociones y sentimientos. 
  • Mejorar nuestra autoestima. 
  • Afrontar los fracasos. 
  • Respetar los turnos. 
  • Aprender a trabajar en grupo.

    Las trabajaremos durante todo el curso, durante las situaciones que puedan surgir en el aula o bien por medio de actividades, que, concretaremos junto con todos los docentes del centro, para que haya un consenso y puedan ser aplicadas y conocidas por todos y todas. También podremos adaptar algunas de las propuestas del libro: “Programa de enseñanza de habilidades de interacción social”.

    Muchas gracias por vuestra atención.

FORMA DE PRESENTACIÓN:

    Lo presentaríamos a través de una charla apoyada con un power point y el planteamiento de algunos problemas (citados anteriormente en forma de preguntas) para que los asistentes les den una respuesta o planteen nuevos casos que se les puedan ocurrir. Además, mostraremos las páginas web con actividades, para explicar cómo podemos adaptar alguna o simplemente comentar cómo lo trabajaríamos en clase. También se mostrará un ejemplar del libro: “Programa de enseñanza de habilidades de interacción social”, para que los asistentes puedan hacerse una idea de sus contenidos.

    El power point, contendrá:

  • Las ideas principales de la exposición. 
  • Los ejemplos o casos prácticos planteados, con una pequeña respuesta a continuación.

    La disposición que deberíamos tener en la reunión, sería en forma de U para poder facilitar la visualización del power point y de todos los asistentes entre ellos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

ACTIVIDAD 3: Programa de Habilidades Sociales. (Parte 1)

PROYECTO DE ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES


  EXPLICACIÓN A LOS COMPAÑEROS:

 Buenos días a todos y todas.

   Os hemos reunido porque queremos presentaros un proyecto de entrenamiento en habilidades sociales para nuestra escuela infantil. Este programa estaría enfocado a trabajarse en las aulas de infantil de dos años de nuestro centro, aunque posteriormente, pueda utilizarse también para otras edades, tanto posteriores como anteriores a esta edad.

   Como ya sabéis todos,  V.E. Caballo define las habilidades sociales como “un conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos,  actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas  conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas”. Pero, también, como plantean Hargie y Saunders unos años antes de Caballo, las habilidades sociales son “un conjunto de conductas sociales dirigidas hacia un objetivo, interrelacionadas, que pueden aprenderse y que están bajo el control del individuo”.

   Como podéis ver en esta última definición nos dice que estas habilidades “pueden aprenderse”, entonces, por esto mismo, creemos importante que los niños y niñas de nuestra escuela infantil comiencen a trabajarlas desde pequeños.

   ¿Por qué creemos esto?

   Porque creemos que ayudarán a los niños y niñas a mejorar en diferentes aspectos como pueden ser:

  •  A socializarse mejor, tanto con sus iguales como con los adultos, por ejemplo, utilizando las fórmulas de cortesía. 
  • A mejorar su asertividad para que así, puedan expresar sus sentimientos y deseos y que además, aprendan a compartir. 
  • Que aprendan a prevenir y manejar problemas, a un nivel básico y a medida que éstos surjan en el centro escolar, es decir, que puedan resolverlos sin utilizar la agresividad, pero tampoco enfrentarlos con una excesiva pasividad. 
  • Por último, que aprendan a construir vínculos sociales. En este punto, trabajaremos principalmente la empatía y la tolerancia.
   Implícito a todos estos aspectos, encontramos importante también, enseñarles una forma de comunicación adecuada, ya que con ésta, podrán conseguir la efectividad deseada en todas las habilidades sociales que aprendan.


   La razón por la que creemos que es importante trabajar estas habilidades sociales desde pequeños es porque a estas edades, los niños y niñas todavía están desarrollando sus procesos de socialización y, por tanto, será más fácil aprenderlas de forma adecuada al contexto. En el caso de que algunos niños y niñas ya las tengan aprendidas, también les servirá para afianzarlas y mejorar en todos estos procesos.

   Además, estos aprendizajes influirán en la formación de su personalidad y en la forma en que verán e interactuarán con el mundo que les rodea.

   Finalmente, queremos remarcar la importancia de la implicación por parte de los padres. Es decir, que deberemos trabajar con ellos conjuntamente para que estas conductas se instauren de una forma precisa y adecuada a las situaciones para las que son necesarias. Y por ende, también será necesario que todos los componentes de la escuela infantil (educadores, profesores, etc), las pongan en práctica, tanto dentro como fuera de las aulas, porque así, servirán de refuerzo a todas aquellas conductas que se hayan instaurado y de iniciación para aquellas que todavía se están empezando a aprender.

   El principal motivo que nos ha llevado a plantearnos la realización de este programa ha sido, básicamente, la preocupación por la observación de un incremento de conductas que se pueden considerar socialmente inadecuadas, llegando a ser deficitarias en algunos casos. Y que, cada vez son más, los niños y niñas que presentan estas conductas.

   Las conductas que más hemos observado en nuestra escuela infantil han sido:

  • Mostrarse agresivos para conseguir algún objetivo. 
  • No aceptar las críticas o las normas a seguir, marcadas por los educadores. 
  • No utilizar fórmulas de cortesía, como pueden ser “gracias” o “por favor”. 
  • No pedir o hacer algo por vergüenza a que los demás niños se rían.

   Por tanto, creemos necesario afrontar estas conductas mediante la enseñanza de habilidades sociales.

   Por ejemplo:

  • Luisa, quiere una pieza de construcción de color rojo, pero la está utilizando Noelia. Para conseguirla, Luisa “agrede” a Noelia. ¿Cómo deberíamos actuar frente a esta situación como educadores? 
  • ¿Cómo deberemos instaurar la conducta de “dar gracias” en un niño que nunca las da y que cree que es innecesario? 
  • ¿Cómo podemos conseguir que un niño tímido pida o haga algo sin miedo a que los demás niños y niñas se rían de él?

   Todas estas cuestiones, y algunas más que irán surgiendo, son a las que queremos dar una respuesta eficaz a través de nuestro programa. Por medio del trabajo diario dentro del aula, bien sea con actividades programadas, o bien por medio de actuaciones sobre la propia conducta en las situaciones que lo requieran.

   Como ya hemos comentado al principio queremos empezar instaurando este programa sólo al aula de infantil de dos años, cuando tengamos resultados observables de que ha surtido efecto, pretendemos ampliarlo a las demás aulas de infantil de nuestra escuela.

   En primer lugar, os explicaremos, brevemente, algunas técnicas que pensamos que es conveniente que utilicemos, éstas son:

  • El moldeamiento: donde seremos los propios educadores los que deberemos mostrar esas conductas que los niños y niñas deberán observar y, posteriormente, acabarán imitando, es decir, tendremos que tener una función facilitadora de conductas. 
  • Los refuerzos tanto positivos como negativos: intentaremos que todos ellos o la mayor parte, sean sociales y que aquellos que sean materiales consten, por ejemplo, de que en ese mismo día, el niño o la niña, se encargará de repartir los materiales a los compañeros. 
  • Moldeamiento: siempre tendremos que explicarles las razones de nuestras actuaciones con ellos y además, les pediremos que nos expliquen sus conductas, todo ello, cuando sea conveniente. 
  • Tareas para casa: en este punto, necesitaremos la colaboración de los padres para que los niños y niñas, sigan aplicando las conductas que van aprendiendo, fuera del contexto escolar.

   Las habilidades en las que queremos trabajar serán:

  • Presentarse adecuadamente.
  • Saludar y despedirse. 
  • Escuchar a los demás compañeros y a los educadores. 
  • Aprender a pedir favores (con las fórmulas de cortesía). 
  • Aprender a disculparse. 
  • La relajación. 
  • Controlar las emociones cuando hay un conflicto. 
  • Expresar nuestras emociones y sentimientos. 
  • Mejorar nuestra autoestima. 
  • Afrontar los fracasos. 
  • Respetar los turnos.

   Las trabajaremos durante todo el curso, durante las situaciones que puedan surgir en el aula o bien por medio de actividades, que, concretaremos junto con todos los docentes del centro, para que haya un consenso y puedan ser aplicadas y conocidas por todos y todas. También podremos adaptar algunas de las propuestas del libro: “Programa de enseñanza de habilidades de interacción social”.

   Muchas gracias por vuestra atención.

FORMA DE PRESENTACIÓN A LOS COMPAÑEROS:

   Lo presentaríamos a través de una charla apoyada con un power point y el planteamiento de algunos problemas (citados anteriormente en forma de preguntas) para que los asistentes les den una respuesta o planteen nuevos casos que se les puedan ocurrir. También se mostrará un ejemplar del libro: “Programa de enseñanza de habilidades de interacción social”, para que los asistentes puedan hacerse una idea de sus contenidos.

   El power point, contendrá:
  • Las ideas principales de la exposición. 
  • Los ejemplos o casos prácticos planteados, con una pequeña respuesta a continuación.

   La disposición que deberíamos tener en la reunión, sería en forma de U para poder facilitar la visualización del power point y de todos los asistentes entre ellos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

ACTIVIDAD 2: Autocontrol (parte 2)

    El autocontrol es la habilidad que tenemos para controlar nuestras propias emociones, comportamientos y deseos para obtener alguna recompensa posterior, es decir, es una capacidad que nos permite gestionar nuestro futuro de una forma eficiente.

    Encontramos dos formas de autocontrol:

  • Cuando nos privamos de algo que creemos que es positivo en la actualidad para evitar consecuencias negativas que no son perceptibles a corto plazo. Por ejemplo, cuando queremos dejar de fumar, nos privamos del tabaco (que para nosotros es positivo) en la actualidad para poder evitar consecuencias negativas a largo plazo, pero lo que experimentamos a corto plazo será negativo, como la angustia, ansiedad, etc.
  • Cuando hacemos algo en el presente que puede parecer de carácter negativo pero que en el futuro (a largo plazo) nos proporcionará consecuencias positivas. Por ejemplo, cuando hacemos horas extra en nuestro trabajo un sábado por la noche, en el momento que las estamos haciendo puede parecer negativo, ya que estamos dejando de salir con los amigos por trabajar (estímulo negativo), pero, en el futuro (a largo plazo) recibiremos más dinero junto con el sueldo, por tanto, recibiremos consecuencias positivas.

  
    Por tanto, cuando hablamos de autocontrol, también hablamos de otros factores como son la autoestima, las relaciones interpersonales, la personalidad, entre otros. Y se trata de generar una serie de estrategias propias que nos permitan evitar tener conductas que no deseamos.

    Es importante trabajar el autocontrol, al igual que fomentarlo porque los niños y niñas desde 0 hasta 6 años no lo tienen desarrollado. Al principio, actúan en base a los impulsos y deseos que tienen en cada momento, y lo quieren todo ¡Ya! Los adultos pueden pensar que el niño o niña es desobediente cuando muestra estas actitudes pero, este pensamiento no es correcto. Lo correcto, sería pensar que estos niños y niñas todavía no han aprendido la capacidad de autocontrol.

    En suma, necesitarán muchos intentos para suprimir esos instintos (involuntarios) y que pasen a ser procesos cognitivos controlados y se transformen en conductas voluntarias. Y para que se produzca este cambio, habrá que trabajarlo, no sólo dentro del aula sino en todos los ámbitos en los que se “mueve” el niño o niña. Además, una vez haya conseguido esta capacidad, no habrá que dejar de trabajarla sino que habrá que afianzarla, continuar trabajándola para que finalmente, se produzca de una forma voluntaria y natural, ya que así, ayudaremos a los niños y niñas a controlar sus emociones, comportamientos y deseos de una forma adecuada y acorde con las situaciones que vayan viviendo a lo largo de su vida.

    Finalmente, decir que no hay una única forma de trabajar el autocontrol, ya que, como he dicho anteriormente, hay que trabajarlo en todos los momentos y ámbitos en los que se encuentre el niño o la niña, algunos ejemplos de cómo trabajar el autocontrol, podrían ser los siguientes:

  • Hacer de modelos para los niños y niñas. 
  • Aprender a detectar y conocer las emociones que tenemos en cada momento. 
  • Enseñarles habilidades nuevas, como podría ser la relajación. 
  • Enseñarles a esperar, a ir poco a poco, en resumen, a tener paciencia. 
  • Enseñarles a tolerar la frustración, es decir, enseñarles que no se puede ganar siempre o que a veces hay que renunciar a algunas cosas en beneficio de otras. 
  • Nunca debemos etiquetar a los niños y niñas, como por ejemplo, este niño es vago, o esta niña es desobediente.
  • Debemos hablar siempre de conductas, es decir, de lo que hacemos que se puede observar, así los niños y niñas interiorizarán mejor las situaciones y podrán comprender y afrontar mejor los problemas y conflictos. 
  • Mediante actividades, como podrían ser, la técnica del semáforo,  la actividad del pollito amarillo, alguna actividad que les ayude a aprender a tener conversaciones con los demás,  a saber esperar su turno, a estar tranquilos, a pensar en cómo resolver una situación, etc.

    Como conclusión, hay un sinfín de formas de trabajar el autocontrol, y debemos poner en práctica tantas como podamos, para preparar a los niños y niñas para el futuro, para enfrentarse a la sociedad. Y debemos tener claro, que cualquier momento y cualquier lugar es bueno para enseñarlo y trabajarlo.

jueves, 20 de octubre de 2011

ACTIVIDAD 2: Autocontrol (parte 1)

    El autocontrol es la habilidad que tenemos para controlar nuestras propias emociones, comportamientos y deseos para obtener alguna recompensa posterior, es decir, es una capacidad que nos permite gestionar nuestro futuro de una forma eficiente.

    Encontramos dos formas de autocontrol:

  • Cuando nos privamos de algo que creemos que es positivo en la actualidad para evitar consecuencias negativas que no son perceptibles a corto plazo.
  • Cuando hacemos algo en el presente que puede parecer de carácter negativo pero que en el futuro (a largo plazo) nos proporcionará consecuencias positivas.
    Es importante no confundir el autocontrol con la capacidad de “evitación”, con esto quiero decir, la evitación se produce porque actuamos controlando nuestros impulsos en base a una presión exterior que nos obliga a actuar de una forma determinada, pero, cuando hablamos de autocontrol, esa presión exterior no debe existir.


    Por tanto, cuando hablamos de autocontrol, también hablamos de otros factores como son la autoestima, las relaciones interpersonales, la personalidad, entre otros. Y se trata de generar una serie de estrategias propias que nos permitan evitar tener conductas que no deseamos.

    Es importante trabajar el autocontrol, al igual que fomentarlo porque los niños y niñas desde 0 hasta 6 años no lo tienen desarrollado. Al principio, actúan en base a los impulsos y deseos que tienen en cada momento, y lo quieren todo ¡Ya! Los adultos pueden pensar que el niño o niña es desobediente cuando muestra estas actitudes pero, este pensamiento no es correcto. Lo correcto, sería pensar que estos niños y niñas todavía no han aprendido la capacidad de autocontrol.

    En suma, necesitarán muchos intentos para suprimir esos instintos (involuntarios) y que pasen a ser procesos cognitivos controlados y se transformen en conductas voluntarias. Y para que se produzca este cambio, habrá que trabajarlo, no sólo dentro del aula sino en todos los ámbitos en los que se “mueve” el niño o niña. Además, una vez haya conseguido esta capacidad, no habrá que dejar de trabajarla sino que habrá que afianzarla, continuar trabajándola para que finalmente, se produzca de una forma voluntaria y natural, ya que así, ayudaremos a los niños y niñas a controlar sus emociones, comportamientos y deseos de una forma adecuada y acorde con las situaciones que vayan viviendo a lo largo de su vida.

    Finalmente, decir que no hay una única forma de trabajar el autocontrol, ya que, como he dicho anteriormente, hay que trabajarlo en todos los momentos y ámbitos en los que se encuentre el niño o la niña, algunos ejemplos de cómo trabajar el autocontrol, podrían ser los siguientes:

  • Hacer de modelos para los niños y niñas. 
  • Aprender a detectar y conocer las emociones que tenemos en cada momento. 
  • Enseñarles habilidades nuevas, como podría ser la relajación. 
  • Enseñarles a esperar, a ir poco a poco, en resumen, a tener paciencia. 
  • Enseñarles a tolerar la frustración, es decir, enseñarles que no se puede ganar siempre o que a veces hay que renunciar a algunas cosas en beneficio de otras. 
  • Nunca debemos etiquetar a los niños y niñas, como por ejemplo, este niño es vago, o esta niña es desobediente. 
  • Debemos hablar siempre de conductas, es decir, de lo que hacemos que se puede observar, así los niños y niñas interiorizarán mejor las situaciones y podrán comprender y afrontar mejor los problemas y conflictos. 
  • Mediante actividades, como podrían ser, la técnica del semáforo,  la actividad del pollito amarillo, alguna actividad que les ayude a aprender a tener conversaciones con los demás,  a saber esperar su turno, a estar tranquilos, a pensar en cómo resolver una situación, etc.
    Como conclusión, hay un sinfín de formas de trabajar el autocontrol, y debemos poner en práctica tantas como podamos, para preparar a los niños y niñas para el futuro, para enfrentarse a la sociedad. Y debemos tener claro, que cualquier momento y cualquier lugar es bueno para enseñarlo y trabajarlo.

lunes, 10 de octubre de 2011

ACTIVIDAD 1: Caso práctico. (Parte 2)

   Como educadoras, es importante que conozcamos nuestras propias habilidades, tanto las que tenemos como las que necesitamos mejorar o, simplemente, no poseemos, ya que, nuestra tarea primordial es enseñar a los niños y niñas a ser personas hábiles socialmente y, si nosotras no tenemos estas habilidades, difícilmente podremos enseñárselas.

   Hoy en día, la mayoría de adultos se contenta con tener un comportamiento socialmente correcto, es decir, no mostrar sus sentimientos, “aguantar” el trabajo sin parase a pensar si realmente le están quitando o negando derechos que debería tener, muchas veces dejan que los demás piensen por ellos ya que así es mucho más fácil hacer las tareas del día a día, huyen de los problemas o los afrontan de la forma en la que ellos mismos no salgan nunca perjudicados, lo primero siempre es el trabajo y lo último es la relajación, etc.

   Todo esto, me lleva a pensar que poco a poco nos estamos convirtiendo en máquinas automáticas que hacen lo que deben sin reflexionar. Para evitarlo debemos enseñar a las “nuevas generaciones” unas buenas habilidades sociales.

   Las habilidades sociales que deberíamos tener y así, poder transmitir a los niños y niñas serán:

  • Asertividad: ya que cuando hablamos de ella nos estamos refiriendo a la expresión de sentimientos y de saber defender nuestros derechos sin coartar los de los demás. Es importante que sepamos y que, abiertamente, expresemos nuestros sentimientos adecuándolos siempre a las situaciones que vivimos y que, les transmitamos a los niños y niñas cómo expresarlos correctamente. Lo mismo ocurre con los derechos, hay que conocerlos, como trabajadores y como personas que viven en sociedad, para poder, así, defenderlos. 
  • Formas de comunicación: deberemos saber cómo actuar en cada momento, ya que será importante dependiendo de a quién nos estemos dirigiendo, por ejemplo, no es lo mismo dirigirse a un padre de un alumno que dirigirse a un compañero de trabajo. Es importante que adecuemos tanto nuestras palabras (comunicación verbal), como sería por ejemplo, utilizar las fórmulas de cortesía, pedir permiso siempre que sea necesario, etc; como nuestros gestos (comunicación no verbal), como pueden ser nuestra mirada, la sonrisa, la postura corporal, etc. Tampoco debemos olvidar otros aspectos importantes de la comunicación como son el volumen de nuestra voz, la claridad al hablar o la velocidad a la que lo hacemos. 
  • Expresión de las emociones: debemos saber tanto manejar como expresar nuestras emociones. Así pues, también deberemos saber reconocerlas e interpretarlas en los demás, esto, hará que las relaciones interpersonales sean más fáciles, se evitarán malos entendidos, y, por tanto, hará que mejoren nuestras relaciones con los demás. 
  • Autoobservación: es importante que, en todo momento, evaluemos nuestras actuaciones de forma que se conviertan en críticas constructivas que nos permitan mejorar en nuestro trabajo y nos sirvan, también, como crecimiento personal propio. 
  • Autocontrol: poseer este factor, supondrá que podamos actuar de forma adecuada delante de diferentes situaciones. Es muy importante, delante de los niños y niñas ya que para ellos, somos “guías” y no podemos, por ejemplo, perder los nervios ante un accidente, o, por el contrario, elogiar en situaciones que en las que no es adecuado hacerlo. 
  • Relajación: es imprescindible, al igual que con el autocontrol, que estemos relajadas. Supondrá poder afrontar mejor los problemas o conflictos que surjan, así como también afrontar el día a día en el aula y con los compañeros, estaremos más a gusto con nosotras mismas y con los demás. 
  • Actuación ante los problemas: debemos tener técnicas para afrontar los problemas que puedan surgir en el aula. Es importante también que tengamos claro que siempre hay más de una solución a los problemas y que dependiendo de cómo los afrontemos los niños y niñas aprenderán a superarlos con mayor o menor facilidad en el futuro. 
  • Actuación ante los conflictos: también es importante que sepamos solucionar de forma adecuada los conflictos que puedan surgir, no solo entre los niños y niñas, sino también entre los compañeros de la escuela infantil. Ya que saber actuar adecuadamente, mejorará las relaciones y nos dará mayor confianza a la hora de hacer nuestras actuaciones. 
  • Planificación: debemos mantener un cierto orden lógico ante los niños y niñas, además de unos objetivos claros y marcados, eso sí, sin olvidarnos de la flexibilidad para poder cambiarlos o adaptarlos cuando sea necesario. Esto hará que los niños y niñas comprendan qué estamos haciendo en cada momento (rutinas) y les facilitaremos el proceso de aprendizaje en el aula. 
  • Empatía: es la capacidad que tenemos para percibir y comprender la situación de otra persona. Por tanto, si tenemos esta habilidad, seremos capaces de mejorar nuestras relaciones interpersonales y esto producirá que nos desenvolvamos mejor ante las situaciones que se nos planteen, tanto dentro como fuera del aula. 
  • Autoestima: tenerla en un nivel medio-alto, hace que nos sintamos capaces, valiosos, que tengamos ganas de mejorar, de afrontar nuevos retos, nos ayuda también, a sentirnos realizados cuando comprobamos que hemos hecho algo bien o cuando las cosas acaban como lo habíamos planeado. Se puede decir, que si tenemos una autoestima alta, seremos capaces de enfrentarnos a cualquier cosa o situación que se nos plantee, ya sea buena o mala. Además, gracias a ella, podremos mejorar más rápido de una forma más efectiva en todas las demás habilidades planteadas anteriormente.

   En resumen, si poseemos todas estas habilidades, además de poder enseñárselas a los niños y niñas de nuestra aula, podremos tener mejores relaciones con los demás, crecer como personas y convivir de una mejor forma con la sociedad que nos rodea.

   Pero, ¿qué ocurriría si tuviésemos algún déficit en alguna de estas habilidades?

   Podría enumerar una por una cada habilidad de las que he puesto anteriormente, pero personalmente, como personas creo que significaría que somos humanos ante todo. Pero a la hora de referirnos a técnicos profesionales en educación infantil, significaría que, si no tenemos cualquiera de ellas, estaríamos dejando de mostrarles o enseñarles algo valioso a los niños y niñas, como puede ser, la forma de actuar ante los problemas o conflictos, la forma de valorarse a sí mismos y a los demás, la forma de comunicarse de forma coherente con sus sentimientos y emociones, de controlar las situaciones con tranquilidad y autonomía, etc. También se verían afectadas nuestras relaciones, tanto con los niños y niñas como con los compañeros del equipo educativo, así como también, con las familias que acuden al centro.

   En suma, estaríamos “coartando” el desarrollo, tanto social como personal, y, por supuesto, dándoles a los niños y niñas, menos oportunidades para conseguir nuestro principal objetivo, evitar que se conviertan en personas que se comportan como “máquinas automáticas”. No estaríamos creando “nuevas generaciones” con buenas habilidades sociales, sino que, estaríamos siguiendo en la línea actual de comportamiento y actuación.



HABILIDAD
SOCIAL:
ÍTEM
NUNCA
CASI
NUNCA
A
VECES
CASI
SIEMPRE
SIEMPRE
ASERTIVIDAD:
-    Reconoce sentimientos en los demás.





-    Expresa sentimientos.






-    Sabe decir que no.






COMUNICACIÓN:
-    Utiliza lenguaje no verbal de forma adecuada.





-    Moldea su voz de acuerdo con la situación.





-    Utiliza las fórmulas de cortesía.





ACTUACIÓN ANTE PROBLEMAS Y CONFLICTOS:
-    Piensa las posibilidades antes de actuar.





-    Escucha “la versión” de los demás.





EXPRESAR EMOCIONES:
-    Expresa emociones en el momento adecuado.





-    Reconoce las emociones en los demás.





-    Sabe interpretar las emociones.





AUTOESTIMA:
-    Se “hace valer” ante los demás.





-    Se reconoce a sí misma como capaz.





AUTOCONTROL:
-    Piensa las cosas antes de hacerlas.





-    Actúa correctamente ante diferentes situaciones.





PLANIFICACIÓN:
-    Es flexible cuando es necesario.





-    Organiza las actividades antes de hacerlas.





-    Sigue las rutinas.






EMPATÍA:
-    Respeta las situaciones e ideas de los demás.





-    Sabe ponerse en el lugar “del otro”.